Millones de pacientes controlan a diario su colesterol con estatinas, el medicamento que aspira a convertirse en una herramienta eficaz contra el sida
Pese a que apenas tienen una década de existencia, el uso de estas sustancias se ha generalizado en diversos ámbitos de la medicina
Las estatinas vuelven a ser objeto de atención en el mundo. Si hace tres años saltaron a las primeras páginas y portadas de informativos al saberse que un miembro de su familia, el "Lipobay", estaba relacionado con la muerte de más de medio centenar de personas en el mundo, ahora estas sustancias contra el colesterol pueden ser una herramienta barata y eficaz contra el sida. El hallazgo anunciado esta semana por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es aún un motivo para la esperanza más que una realidad. Según estos expertos, las estatinas disminuyen la carga viral del sida en las células.
Las estatinas apenas tienen una década de existencia, porque fueron descubiertas en 1997 como sustancias capaces de reducir los niveles en la sangre del que suele llamarse colesterol "malo" (LDL), pero su uso se ha generalizado en diversos ámbitos de la medicina. El experto Fernando Fabiani, jefe de la sección de Lípidos del Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla, afirma que están llamadas a convertirse en "la aspirina del siglo XXI" porque no sólo se han mostrado eficaces contra el colesterol, sino que además se utilizan ya para combatir algunos tipos de cáncer y para atajar, sobre todo, las enfermedades cardiovasculares y los procesos de arteriosclerosis, que están íntimamente ligados.
La arteriosclerosis es la enfermedad que se produce por la acumulación de colesterol en las paredes de las arterias. Cuando una placa de esa grasa acumulada se desprende y bloquea una arteria coronaria, se produce un infarto de corazón o una angina de pecho. El resultado de que ese mismo accidente se registre en el cerebro es una trombosis o un derrame cerebral. "Ahí es donde las estatinas ejercen su principal función", explica el jefe de Nefrología del Hospital de Basurto, en Bilbao, Javier Arrieta. Administradas en sus dosis habituales, estos fármacos consiguen reducir el colesterol en sangre entre un 20% y un 30%. Su misión, detalla el especialista, consiste en limitar la producción de LDL del hígado, de tal modo que "no intervienen sobre las grasas que comemos, sino sobre las que fabricamos en nuestro organismo".
Además, actúan también, aunque en menor medida, contra los triglicéridos, que contribuyen a la formación de las placas de ateroma. La medicación, recalca Arrieta, debe ir asociada a una dieta pobre en calorías y grasas saturadas y también, "por supuesto", a la práctica de ejercicio físico para que se obtengan los mejores resultados. "Son fármacos seguros y eficaces, pero deben ser tomados bajo prescripción médica porque pueden interactuar con otros medicamentos. Fue lo que ocurrió con la cerivastatina", nombre genérico del "Lipobay", indica el experto.
Millones de personas en el mundo consumen cada día distintos tipos de estatinas para luchar contra el colesterol. Sonia Gaztanbide, experta endocrinóloga del Hospital vizcaíno de Cruces, señala que se recetan como medida de prevención "primaria y secundaria" de los accidentes cardiovasculares. Es decir, que se emplean tanto para evitar complicaciones a los pacientes de alto riesgo, como para impedir que vuelvan a sufrir un infarto quienes ya lo han padecido con anterioridad.
Su uso es tan común que los especialistas casi se han olvidado de lo que se prescribía hace apenas una década. "Había unas resinas, que tenían más efectos secundarios...", recuerda Gaztanbide.
Las estatinas vuelven a ser objeto de atención en el mundo. Si hace tres años saltaron a las primeras páginas y portadas de informativos al saberse que un miembro de su familia, el "Lipobay", estaba relacionado con la muerte de más de medio centenar de personas en el mundo, ahora estas sustancias contra el colesterol pueden ser una herramienta barata y eficaz contra el sida. El hallazgo anunciado esta semana por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es aún un motivo para la esperanza más que una realidad. Según estos expertos, las estatinas disminuyen la carga viral del sida en las células.
Las estatinas apenas tienen una década de existencia, porque fueron descubiertas en 1997 como sustancias capaces de reducir los niveles en la sangre del que suele llamarse colesterol "malo" (LDL), pero su uso se ha generalizado en diversos ámbitos de la medicina. El experto Fernando Fabiani, jefe de la sección de Lípidos del Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla, afirma que están llamadas a convertirse en "la aspirina del siglo XXI" porque no sólo se han mostrado eficaces contra el colesterol, sino que además se utilizan ya para combatir algunos tipos de cáncer y para atajar, sobre todo, las enfermedades cardiovasculares y los procesos de arteriosclerosis, que están íntimamente ligados.
La arteriosclerosis es la enfermedad que se produce por la acumulación de colesterol en las paredes de las arterias. Cuando una placa de esa grasa acumulada se desprende y bloquea una arteria coronaria, se produce un infarto de corazón o una angina de pecho. El resultado de que ese mismo accidente se registre en el cerebro es una trombosis o un derrame cerebral. "Ahí es donde las estatinas ejercen su principal función", explica el jefe de Nefrología del Hospital de Basurto, en Bilbao, Javier Arrieta. Administradas en sus dosis habituales, estos fármacos consiguen reducir el colesterol en sangre entre un 20% y un 30%. Su misión, detalla el especialista, consiste en limitar la producción de LDL del hígado, de tal modo que "no intervienen sobre las grasas que comemos, sino sobre las que fabricamos en nuestro organismo".
Además, actúan también, aunque en menor medida, contra los triglicéridos, que contribuyen a la formación de las placas de ateroma. La medicación, recalca Arrieta, debe ir asociada a una dieta pobre en calorías y grasas saturadas y también, "por supuesto", a la práctica de ejercicio físico para que se obtengan los mejores resultados. "Son fármacos seguros y eficaces, pero deben ser tomados bajo prescripción médica porque pueden interactuar con otros medicamentos. Fue lo que ocurrió con la cerivastatina", nombre genérico del "Lipobay", indica el experto.
Millones de personas en el mundo consumen cada día distintos tipos de estatinas para luchar contra el colesterol. Sonia Gaztanbide, experta endocrinóloga del Hospital vizcaíno de Cruces, señala que se recetan como medida de prevención "primaria y secundaria" de los accidentes cardiovasculares. Es decir, que se emplean tanto para evitar complicaciones a los pacientes de alto riesgo, como para impedir que vuelvan a sufrir un infarto quienes ya lo han padecido con anterioridad.
Su uso es tan común que los especialistas casi se han olvidado de lo que se prescribía hace apenas una década. "Había unas resinas, que tenían más efectos secundarios...", recuerda Gaztanbide.
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